SINANGOE, ECUADOR – Era un día soleado de febrero de 2020, cuando 12 hombres indígenas Cofán decidieron realizar un control de rutina en su territorio en el norte de la Amazonía ecuatoriana. Estaban caminando por la selva por los senderos que alguna vez sus ancestros atravesaron, sospechando que podrían encontrar mineros operando ilegalmente en su tierra. Los 12 hombres pertenecen a la guardia Cofán, una fuerza de defensa civil desarmada que protege su tierra de intrusos. Estaban con su uniforme: una camisa verde, pantalones negros, botas de goma, y llevaban una lanza negra de dos metros de largo —un símbolo de la historia de los Cofán como guerreros que luchan por defender su territorio, que hoy es el elemento principal de la guardia indígena.
Mientras atravesaban espesos caminos selváticos, no muy lejos de su pueblo de Sinangoe, la guardia demostró que tenía la razón: al otro lado del río vieron a seis mineros cargando dragas de pequeña escala en una estrecha lancha a motor, que utilizan para buscar oro a lo largo del río Aguarico.
Un video grabado con un teléfono celular muestra a uno de los miembros de la guardia, conocido como al abogado, hablando pacíficamente con dos de los mineros que se quedaron atrás mientras el resto de sus compañeros se fueron caminando río arriba. Los otros guardias los rodean a corta distancia, los miran y escuchan. El abogado explica a los mineros que están en su territorio, y que no pueden buscar oro aquí. Uno de los mineros se justifica y dice que les han dicho que sí pueden sacar oro de ese lugar. En el video, se ve cómo los dos debaten por un tiempo. Después de un rato, el minero responde “nosotros tenemos un compañero ya arriba” refiriéndose a que planean encontrarse con él pronto, río arriba, ya fuera del territorio Cofán.
Desde la década de 1960, los forasteros han tratado de extraer petróleo y minerales del territorio Cofán, que se extiende por casi 62 mil hectáreas en la Amazonía ecuatoriana. Los Cofán son una de las 14 naciones indígenas de Ecuador, un estado proclamado plurinacional —es decir que, se supone, respeta la cosmovisión diversa y los derechos de su población. Pero en la práctica esto ha sido difícil de mantener, ya que muchas comunidades indígenas, como los Cofán, viven en áreas ricas en recursos naturales y, por ende, muy rentables. En el territorio de Sinangoe, la extracción de oro, tanto legal como ilegal, se ha convertido en una amenaza creciente, destruyendo los lechos de los ríos y filtrando mercurio y otros contaminantes a las comunidades río abajo, lo que obliga a las comunidades a tomar medidas para frenar este extractivismo.
En el mismo video, se ve a Nixon Andy, el coordinador de la guardia que tiene 23 años, con las manos cruzadas sobre el pecho, de frente al minero. Ambos se miran fijamente mientras Nixon escucha con atención. Esta vez, su papel no es hablar. Todos tienen un rol cuando se enfrentan con intrusos, me explica Nixon. Antes de cualquier expedición, la Guardia siempre asigna a las dos personas que van a acercarse a los intrusos si se encuentran a alguno, y a una persona para grabar la interacción. El resto se mantiene alerta en caso de que ocurra algo, como una pelea o agresiones, y necesitan intervenir.
Los mineros del video se van sin causar problemas, dice Nixon, aunque sabe que van a regresar. Generalmente es así. “No ha habido casos donde [los mineros] reaccionan mal, pero siempre están pendientes los compañeros que están un poco lejos por si en algún momento ellos reaccionan mal, puedan intervenir para que no haya una discusión, una pelea. No queremos eso,” me dijo Nixon en abril, desde su casa en Sinangoe, a orillas del río Aguarico. “Nosotros siempre somos pasivos, como notificando, avisando que no pueden hacer estas actividades en nuestro territorio. A la gente de afuera no les gusta. Pero bueno, toca seguir.”
La comunidad de Sinangoe pensaba que su lucha con los mineros en su territorio se iba a terminar en 2018, cuando demandaron a tres Ministerios del gobierno que permitieron que parte de la tierra Cofán se vendiera como concesiones mineras, y ganaron. Como parte del fallo, un juez ordenó la cancelación de 52 concesiones mineras pequeñas y la rehabilitación de la tierra a su estado original. La Corte también reafirmó los derechos de la comunidad al agua, un medioambiente saludable y el derecho de la naturaleza.
Pero hasta ahora, no se han llevado a cabo esfuerzos de remediación, y los mineros han regresado, sin concesiones, un flujo de personas que los expertos dicen que probablemente se mantenga, a medida que la minería ilegal crece en la Amazonía.
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Cuando visité Sinangoe en abril de 2021, la guardia se estaba preparando para su próxima caminata extendida de monitoreo y mapeo en todo su territorio, y los acompañé para comprender lo que atraviesan para proteger su tierra y comunidad.
Esta historia ha sido posible gracias a la beca TOA-GK para historias amazónicas de profundidad.